Para los partidarios de las nuevas medidas, la
flexibilización laboral llevará consigo una mayor predisposición de los
empresarios para contratar, en función de las posibilidades de la situación
patrimonial de su empresa.
Para los sindicatos, las cuestiones más espinosas son la
precarización del empleo provocada por el impulso a los contratos temporales
inestables, así como el empoderamiento del empresario para despedir a voluntad.
Argumentos en
contra de la huelga: No es el momento adecuado, los sindicatos llevan
ocho años de brazos cruzados, es una huelga política no se ha respetado la
tradición de los “cien días” sin
movilizaciones para el nuevo Ejecutivo., los sindicatos no representan a los
trabajadores, los sindicatos no son honestos porque reciben subvenciones del
Gobierno, ya es demasiado tarde para una huelga.
Argumentos a
favor de la huelga: La reforma laboral recorta derechos sociales
conseguidos con mucho esfuerzo durante décadas, el trabajo se precariza y se
mercantiliza, si no hacemos huelga quedaremos a merced de los grandes poderes,
es necesario demostrar que la calle sigue teniendo fuerza, esta reforma nos
devuelve a las condiciones laborales de hace treinta años.
Las últimas semanas se ha escrito y hablado mucho sobre
las expectativas en torno al éxito de esta convocatoria, necesaria para unos e
inoportuna para otros.
Por una parte, los escépticos argumentan que la grave
situación económica de muchas familias españolas provocará que el seguimiento
sea más bien reducido debido al miedo a ser despedidos y a perder días de
sueldo y cotización.
Por la otra, los más optimistas creen que ésta profunda
crisis económica supone el momento idóneo para hacer sentir el poder de la
calle en las estructuras económicas y políticas.
Desde el Ejecutivo se ha intentado explicar y convencer a
la población de que la dureza de la reforma laboral es necesaria para salir de
la crisis a través de las diferentes ruedas de prensa y un polémico vídeo, a
cargo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Este vídeo fue muy criticado
por sectores de la izquierda argumentando que rozaba la ilegalidad de
propaganda gubernamental durante la campaña electoral.
Vídeo a cargo del Ministerio de
Empleo y Seguridad Social
Por la otra parte, los sindicatos se han movilizado en las
calles y en los medios durante las últimas semanas de cara a la máxima difusión
de la convocatoria. La manifestación contra la reforma laboral del 11 de marzo abrió
el camino de las movilizaciones hacia la huelga y suscitó una gran polémica
entre la derecha política por las connotaciones de esa fecha en España.
El planteamiento de esta huelga ha cambiado desde el
pasado domingo y la fiabilidad de las estadísticas ha quedado en cuestión después
conocer los resultados electorales de las autonómicas andaluzas y asturianas.
Según las mayoría de las encuestas el Partido Popular iba a cosechar un gran
éxito histórico en Andalucía, con la posibilidad incluso de hacerse con la
mayoría absoluta del Parlamento andaluz.
Para la sorpresa general, las estadísticas no fueron
reflejo de las urnas y el Partido Popular se quedó a cinco escaños de llenar
medio hemiciclo en Andalucía. Para satisfacción del Partido Socialista e
Izquierda Unida, las autonómicas andaluzas habían parado la marea azul predominante
en el resto de España. Este éxito de la izquierda en las elecciones andaluzas
ha dado fuerza a una convocatoria de huelga en la que muchos no tenían puestas
grandes esperanzas.
Mañana veremos si puede más la difusión sindical, los
vídeos del Gobierno, el hastío colectivo o la necesidad de no perder el pan de
un día.
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