miércoles, 28 de marzo de 2012

29M: EL ANTES DE LA HUELGA GENERAL



            


            Este jueves 29 de marzo asistiremos a la primera convocatoria de huelga general de la era Rajoy. La contundente reforma laboral del nuevo gobierno popular ha encendido los ánimos y los sindicatos han encontrado el clima propicio para la movilización. Los puntos clave de esta reforma son la flexibilización de la contratación, la flexibilización de despido y una reducción de las limitaciones legales al empresario en su relación con el trabajador.

Para los partidarios de las nuevas medidas, la flexibilización laboral llevará consigo una mayor predisposición de los empresarios para contratar, en función de las posibilidades de la situación patrimonial de su empresa.

Para los sindicatos, las cuestiones más espinosas son la precarización del empleo provocada por el impulso a los contratos temporales inestables, así como el empoderamiento del empresario para despedir a voluntad.

Argumentos en contra de la huelga: No es el momento adecuado, los sindicatos llevan ocho años de brazos cruzados, es una huelga política no se ha respetado la tradición de los “cien días” sin movilizaciones para el nuevo Ejecutivo., los sindicatos no representan a los trabajadores, los sindicatos no son honestos porque reciben subvenciones del Gobierno, ya es demasiado tarde para una huelga.

Argumentos a favor de la huelga: La reforma laboral recorta derechos sociales conseguidos con mucho esfuerzo durante décadas, el trabajo se precariza y se mercantiliza, si no hacemos huelga quedaremos a merced de los grandes poderes, es necesario demostrar que la calle sigue teniendo fuerza, esta reforma nos devuelve a las condiciones laborales de hace treinta años.

Las últimas semanas se ha escrito y hablado mucho sobre las expectativas en torno al éxito de esta convocatoria, necesaria para unos e inoportuna para otros.

Por una parte, los escépticos argumentan que la grave situación económica de muchas familias españolas provocará que el seguimiento sea más bien reducido debido al miedo a ser despedidos y a perder días de sueldo y cotización.

Por la otra, los más optimistas creen que ésta profunda crisis económica supone el momento idóneo para hacer sentir el poder de la calle en las estructuras económicas y políticas.

Desde el Ejecutivo se ha intentado explicar y convencer a la población de que la dureza de la reforma laboral es necesaria para salir de la crisis a través de las diferentes ruedas de prensa y un polémico vídeo, a cargo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Este vídeo fue muy criticado por sectores de la izquierda argumentando que rozaba la ilegalidad de propaganda gubernamental durante la campaña electoral.


Vídeo a cargo del Ministerio de 
Empleo y Seguridad Social

Por la otra parte, los sindicatos se han movilizado en las calles y en los medios durante las últimas semanas de cara a la máxima difusión de la convocatoria. La manifestación contra la reforma laboral del 11 de marzo abrió el camino de las movilizaciones hacia la huelga y suscitó una gran polémica entre la derecha política por las connotaciones de esa fecha en España.

"Quieren acabar con todo"
Cartel sindical. 

El planteamiento de esta huelga ha cambiado desde el pasado domingo y la fiabilidad de las estadísticas ha quedado en cuestión después conocer los resultados electorales de las autonómicas andaluzas y asturianas. Según las mayoría de las encuestas el Partido Popular iba a cosechar un gran éxito histórico en Andalucía, con la posibilidad incluso de hacerse con la mayoría absoluta del Parlamento andaluz.

Para la sorpresa general, las estadísticas no fueron reflejo de las urnas y el Partido Popular se quedó a cinco escaños de llenar medio hemiciclo en Andalucía. Para satisfacción del Partido Socialista e Izquierda Unida, las autonómicas andaluzas habían parado la marea azul predominante en el resto de España. Este éxito de la izquierda en las elecciones andaluzas ha dado fuerza a una convocatoria de huelga en la que muchos no tenían puestas grandes esperanzas.

Mañana veremos si puede más la difusión sindical, los vídeos del Gobierno, el hastío colectivo o la necesidad de no perder el pan de un día.

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