La polémica ola de sucesos en torno a la Casa del
Rey comenzó con la salida a la luz de las actividades corruptas de Iñaki
Urdangarín y su malversación de capital público del Gobierno Balear. El posible
trato de favor a Urdangarín por utilizar la figura del Rey como aval en sus
negocios provocó que la sombra de la corrupción apareciese sobre Zarzuela. Como
respuesta a lo insólito de la situación, el Rey se vio obligado a recordar la
igualdad de todos los españoles ante la Ley en su mensaje de Navidad.
En cuanto a la igualdad de todos los españoles, el
artículo 56 de la Constitución Española afirma la inviolabilidad de la persona
del Rey. Esto significa que no puede ser juzgado. Haga lo que haga. Para
cualquier persona sensata, estas afirmaciones del monarca pueden resultar, cuanto
menos, contradictorias.
Como consecuencia de la investigación policial y
judicial, el yerno del Rey fue sentado en el banquillo de los acusados. Sin cámaras.
El debate sobre la Monarquía estaba servido. Las
redes sociales se incendiaron en torno a este tema, y salieron a la palestra
otras cuestiones espinosas de la institución, como la opacidad de sus cuentas.
Consecuencia de todo ello: Casa Real hizo públicas todas sus cuentas en un
folio y medio de extensión. Las comparaciones son odiosas, pero en el informe
de cuentas de la Casa Real británica se detalla hasta el gasto en vino
tinto.
La siguiente fase del culebrón monárquico la
protagonizó el pequeño Froilán, para deleite de toda la prensa sensacionalista.
El favorito del mundillo rosa se disparó con una escopeta en el pie mientras
practicaba con su padre y fue hospitalizado. La Ley establece que es necesario
tener al menos catorce años para poder empuñar una arma de fuego, y el pequeño
Froilán solo tenía trece, con lo que asistimos a una nueva práctica ilegal en
el seno de la Familia Real. La fiesta estaba servida en las redes sociales. La broma
en torno al “caso Froilán” inundó Twitter de las mofas más imaginativas y,
una vez más, la prensa seria se hizo eco de estos escabrosos menesteres de la Casa
del Rey.
El último episodio del culebrón fue a cargo del
propio Rey. El Monarca se rompió la cadera mientras cazaba elefantes en Botswana. Para más inri, esto sucedió el
14 de abril, día de la República. Muchos diarios abrieron su edición con la
noticia, y la foto del Rey junto a un elefante abatido apareció en muchas
primeras planas. Una vez más, la Red favoreció el debate y dio cancha a la
creatividad y al sarcasmo de los internautas. El viaje de lujo sentó como un
jarro de agua fría a la opinión pública, en estos tiempos en los que a los
gobernantes se les llena la boca de la palabra austeridad.
“Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a
pasar”. Las palabras del Rey tras recibir el alta hospitalaria dejaron claro a
todos los españoles que no volverá a cazar elefantes en tiempos de crisis.
Palabras simples, para que todos comprendan que a cualquiera se le puede ir la
cosa de las manos el fin de semana.
La grada espera ansiosa la próxima función.
MAX.
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